Add parallel Print Page Options

22 ―¡Estamos condenados a morir! —le dijo a su esposa—. ¡Hemos visto a Dios!

23 Pero su esposa respondió:

―Si el Señor hubiera querido matarnos, no nos habría aceptado el holocausto ni la ofrenda de cereales de nuestras manos; tampoco nos habría mostrado todas esas cosas ni anunciado todo esto.

24 La mujer dio a luz un niño y lo llamó Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo.

Read full chapter